Apnea del sueño y asma: todo lo que debes saber
Numerosos estudios recientes vienen a confirmar que la relación entre estas dos enfermedades respiratorias es mayor que la que realmente se piensa. Y es que la presencia de la apnea obstructiva del sueño (AOS) influye negativamente en la presencia del asma nocturna en el paciente. Como tratamiento eficaz, se puede optar por la presión positiva continua en la vía aérea.
Como bien sabes, el asma se presenta como una enfermedad crónica inflamatoria de las vías respiratorias a largo plazo, la cual hipersensibiliza los bronquios, generándose una estrechez en el pecho, tos y dificultad para respirar. En muchos casos, las personas que padecen asma suelen sufrir interrupciones de la respiración durante el sueño, generando ronquidos. En este caso es cuando surge la AOS, pudiendo ser dichas interrupciones de más de un minuto. Todo finaliza con el paciente despertándose con un ronquido explosivo, a la par que intenta tomar aire de manera desesperada.
El tratamiento de la apnea del sueño es fundamental, ya que de lo contrario se producirían efectos adversos como diabetes tipo 2, hipertensión o insuficiencia renal, entre otras consecuencias. Las más fatídicas serían trastornos cardiacos y circulatorios, como derrames e, incluso, infartos.
La relación entre el asma y la apnea del sueño
Se puede afirmar que el asma provoca apnea del sueño y viceversa. En un estudio presentado por Michaela Teodorescu, directora del equipo de investigación de la Wisconsin School of Medicine and Public Health, se concluye que los asmáticos padecían con mayor frecuencia apnea obstructiva del sueño que los usuarios sanos. De hecho, se determinó que los asmáticos mayores de 36 años suelen roncar con mayor intensidad y sufren mayores interrupciones en la respiración durante el sueño, con consecuencias más graves para su salud.
Si se analiza un estudio realizado a mujeres mediante polisomnografía, se puede comprobar que cuando coexisten asma y AOS, la calidad del sueño empeora. La saturación de oxígeno es mínima y el tiempo de desaturación mayor que en las personas no asmáticas con AOS. Todo ello pese ajustar otros factores como el IMC, la edad y el tabaquismo. Esa hipoxemia nocturna puede derivar en consecuencias fatídicas para el paciente.
Durante la noche, los asmáticos sienten que ‘el pecho se cierra’, generándose silbidos y una falta de aire importante como consecuencia de una inflamación dentro del bronquio y el ensanchamiento de éste. Al cerrarse las vías aéreas más que durante el día, se dificulta seriamente la salida del aire. No obstante, escoger una correcta posición para dormir y mantener limpio el dormitorio (libre de ácaros del polvo) ayudará a prevenir que el asma derivase en AOS.
Hay que tener en cuenta que los asmáticos suelen precisar de un tratamiento a base de cortisona para paliar sus síntomas, el cual modifica negativamente las estructuras y funciones de las vías respiratorias superiores. Por ello, los asmáticos que deben consumir cortisona presentan un almacenamiento de grasa en la región de la garganta, lo cual empeora la situación y genera la presencia de la apnea del sueño.
Sin duda, las interrupciones continuas del sueño acaban afectando a la calidad de vida de los pacientes asmáticos, que se sienten cansados, con somnolencia, menor iniciativa, falta de concentración e irritabilidad durante todo el día. Pierden reflejos, algo similar a lo que le ocurre a los más pequeños, que les puede provocar trastornos en el aprendizaje e incluso hiperactividad diurna.
De igual modo, existen otros factores que influyen en la coexistencia de estas dos enfermedades, como son la presencia del asma severa, el género femenino, la obesidad y el reflujo gastroesofágico.
Un problema latente
Si bien es cierto, los adultos con asma nocturna mal controlada poseen una mayor probabilidad de padecer el síndrome de apneas hipopneas obstructivas del sueño (SAHOS). Las paradas nocturnas son de más de diez segundos y genera las consecuencias negativas anteriormente expuestas.
El tratamiento más eficaz
El tratamiento de la apnea del sueño es fundamental, tanto para el paciente como para quien le acompaña durante la noche. Por consiguiente, es importante realizar un estudio riguroso del sueño de todos los pacientes asmáticos que no responden, como debería, al tratamiento convencional.
En este caso, se debe apostar por un tratamiento con presión positiva en la vía aérea (CPAP) para reducir los episodios de crisis nocturnas, mejorando la calidad de vida en asma y los casos de mayor tensión que generan un serio peligro para la salubridad del paciente.
El asma nocturna se genera como consecuencia de un mal control de la enfermedad. Y es que si la persona reconoce a tiempo alguno de los síntomas anteriormente mencionados, lo mejor será que acuda a un especialista para analizar cuáles son las causas de la falta de control sobre el asma.
En la clínica Professor Sailer se puso en marcha una técnica innovadora mediante una única intervención quirúrgica. Consistía en un desplazamiento indoloro de los maxilares hacia delante. De este modo, las vías respiratorias se amplían en gran medida y los pulmones logran obtener todo el oxígeno necesario, por lo que los problemas respiratorios como el asma y la apnea obstructiva del sueño desaparecen paulatinamente.
Terapia Cpap
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